España: sólo la Comunidad de Madrid está a la altura de Europa en innovación

Madrid

El Índice de Competitividad Regional de 2016, elaborado por la Comisión Europea, destaca que es fuerte en tamaño del mercado. 

La Comunidad de Madrid es la única autonomía española que puede competir al mismo nivel que las regiones más innovadoras de Europa. Así se desprende del Índice de Competitividad Regional de 2016, elaborado por la Comisión Europea. El estudio, sobre las 263 regiones de la Unión, mide la capacidad que tiene cada una para ofrecer un entorno atractivo y sostenible para empresas y ciudadanos.

El informe detalla los puntos fuertes, carencias y prioridades de inversión que hacen a una región capaz de elaborar sus estrategias de desarrollo analizando los indicadores de competitividad en once criterios clasificados en tres grupos: básico, eficiencia e innovación. 

Desde la Comisión Europea han lanzado una web interactiva en la que el usuario puede comparar cada una de las regiones analizadas en términos de PIB per cápita, lo que permite ver la capacidad de competir que tienen los diferentes países que forman la UE. Así, se puede observar que, en general, la innovación se concentra en regiones donde se sitúan las capitales de los países que forman la Unión Europea, independientemente de otros parámetros de desarrollo económico. En los mapas adjuntos se observa la diferencia entre las autonomías menos competitivas, de color púrpura intenso, y las más capaces de competir, en verde intenso, que se sitúan en el centro y norte de Europa, con Madrid despuntando en este sentido dentro de España.

 

Índice de competitividad de la Comisión Europea

 

Tercera edición del informe 

La novedad de la edición de 2016 es la herramienta web interactiva, que permite un análisis más detallado y una comparación de cada región, tanto con sus iguales en términos de PIB per cápita como con todas las regiones de la Unión. Ahora, los usuarios pueden ver más fácilmente a qué nivel se sitúa su región en términos de innovación, gobernanza, transporte e infraestructura digital, así como en cuanto a las medidas sanitarias o el capital humano. La herramienta está diseñada también para ayudar a las regiones a identificar sus puntos fuertes, sus carencias y sus prioridades de inversión a la hora de elaborar sus estrategias de desarrollo.

 

La innovación y la sofisticación en los negocios son dos de sus puntos fuertes

 

La comisaria europea de Política Regional, Corina Crețu, declaró: “Este índice es un valioso instrumento para una mejor elaboración de las políticas. Respalda los esfuerzos de la Comisión para apoyar las reformas estructurales y estimular la capacidad de innovación de las regiones de la Unión a través de las inversiones de la política de cohesión. Puesto que cada región es única, ofrecemos un apoyo a medida que las potencia y les ayuda a aprovechar sus puntos fuertes y sus recursos, especialmente con nuestras estrategias regionales de especialización inteligente”.

En general, los resultados de 2016 están en consonancia con los de 2013. Se observa, de nuevo, un patrón policéntrico, en el que las capitales y las áreas metropolitanas actúan como los principales motores de la competitividad, cuya onda expansiva puede verse en la mayor parte de la Europa noroccidental, pero es mucho menos evidente en las regiones orientales y meridionales de la Unión. En muchos casos se observan también grandes variaciones dentro de un mismo país, debido a que la región de la capital consigue resultados mucho mejores que las demás regiones.

En comparación con las dos ediciones anteriores, publicadas en 2010 y 2013, Malta y varias regiones de Francia, Alemania, Suecia, Portugal y el Reino Unido han mejorado su puntuación, mientras que las puntuaciones han disminuido en Chipre y algunas regiones de Grecia, Irlanda y, más recientemente, de los Países Bajos. En las regiones orientales de la Unión, la competitividad se ha mantenido, en general, estable.

El índice de competitividad regional (RCI), que se puso en marcha en 2010 y se publica cada tres años, permite a las regiones supervisar y valorar su evolución en el tiempo y en comparación con otras regiones. Es la primera medida en ofrecer una perspectiva europea de la competitividad de las regiones de la Unión, y toma como modelo el planteamiento del índice de competitividad global del Foro Económico Mundial (GCI-WEF, por sus siglas en inglés).

 

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