La Resiliencia Urbana está de moda. Organismos multilaterales como la Rockefeller Foundation, el Banco Mundial o la Comunidad Europea han apostado decididamente por la Resiliencia Urbana, promocionándola, divulgándola y apoyándola, en última instancia, para su implantación en ciudades de todo el mundo. Pero, ¿por qué esta fiebre resiliente? Y, ¿por qué precisamente ahora y no hace un siglo o hace tres? ¿Es la Resiliencia Urbana un concepto nuevo fruto de profundas reflexiones de mentes brillantes del siglo XXI?
La previsión de crecimiento de la población en las ciudades, el cambio climático, las crisis económicas o las nuevas tecnologías, entre otros factores, pueden responder en parte al actual auge del concepto de Resiliencia Urbana. Pero hay un hecho irrefutable, la Resiliencia Urbana no es un concepto nuevo, en realidad siempre ha existido, desde la aparición de los primeros asentamientos humanos hasta los tiempos actuales. La construcción de murallas defensivas de la ciudad a lo largo de los siglos o bien la construcción de sistemas de drenaje y alcantarillado por parte de la civilización minoica representan dos claros ejemplos de acciones resilientes (planificación y construcción de infraestructuras para reducir los efectos de impactos determinados sobre la población). La Resiliencia Urbana no ha aparecido de repente de la nada, únicamente se ha conceptualizado, que no es poca cosa.
Ferran Adrià, considerado uno de los mayores exponentes de la alta cocina y uno de los mejores chefs del mundo, nos muestra con un ejemplo el significado de conceptualización: “La minifalda la creó Mary Quant, sin embargo, el concepto ya existía incluso en la época de los romanos. Pero no es lo mismo un romano con minifalda que una señorita con minifalda”. Pues bien, lo mismo sucede con la Resiliencia Urbana, siempre ha existido y se ha practicado activamente, pero es precisamente ahora cuando se ha conceptualizado, es decir, se la ha dotado de un significado determinado, poniéndole límites, cuantificándola y creando, al fin y al cabo, una conciencia colectiva del significado de la Resiliencia Urbana.
Una vez conocidos los límites y objetivos de la Resiliencia Urbana, empiezan a desarrollarse metodologías de evaluación y gestión con el objetivo final de implantar, de la mejor manera posible, la Resiliencia Urbana. A continuación se muestra una comparativa entre algunas de las principales metodologías de evaluación de Resiliencia Urbana propuestas hasta el momento en base a un informe del National Institute of Standards and Technology (NIST).
Por Ignasi Fontanals, Co-Fundador de OptiCits.com